jueves, 13 de marzo de 2008

Resumen de noticias 13-03-08

http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=351984

http://www.jornada.unam.mx/2008/03/13/index.php?section=sociedad&article=043n2soc
http://www.elfinanciero.com.mx/ElFinanciero/Portal/cfpages/contentmgr.cfm?docId=109993&docTipo=1&orderby=docid&sortby=ASC
http://www.economista.com.mx/articulos/2008-03-13-58089



SITUAM:
-De extenderse una semana más la huelga en la UAM, los cerca de 45 mil alumnos de esa institución perderían el trimestre, alertó la secretaria general del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (Situam), Hermelinda Hurtado.
-El Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (SITUAM) demandó la intervención de las autoridades federales para destrabar el conflicto que mantiene paralizadas las actividades académicas de esa casa de estudios desde hace 40 días.
-En tanto, Bulmaro Villaruel, ex secretario general del gremio, aseguró que las autoridades universitarias “ya asimilaron que la huelga se va a sostener más de 46 días, que ha sido nuestro techo histórico en un movimiento. Buscan el desgaste como parte de una estrategia que demuestra su gran miopía ante las necesidades de los empleados, porque al mismo tiempo han apostado por la radicalización de las bases”.

UAM:
-Directivos y académicos de la UAM hicieron un llamado al sindicato y afiliados para analizar las propuestas de la universidad y a compararlas con los planteamientos sindicales, y sopesar los beneficios y perjuicios que éstas puedan traer a la comunidad universitaria.
-En una carta firmada por el rector general, José Lema Labadie, y el secretario general, Luis Javier Melgoza Valdivia, la directiva del centro de estudios expuso al sindicato el hecho de que la universidad les presentó propuestas orientadas a prevenir y solucionar la huelga.
-UAM pide a sindicato no personalizar el conflicto
La interlocución de Luis Javier Melgoza es legítima, aseguró la UAM y recordó que con base en el marco normativo corresponde al secretario general encabezar las mesas de diálogo. Asimismo, reiteró su llamado al sindicato a no personalizar el conflicto laboral.
-La interlocución de Luis Javier Melgoza Valdivia es legítima, aseguró la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y recordó que con base en el marco normativo corresponde al secretario general encabezar las mesas de diálogo.

Boletín 6 Colectivo Axolote UAM-I Sobre la Huelga en la UAM.

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La administración de la UAM apuesta a que la huelga se evapore


.Da por agotada las negociaciones y se sienta a esperar las vacaciones
.El Sr. Melgoza, un ideólogo del retorno al siglo XIX


Boletín # 6, Colectivo Axolote, uam-iztapalapa. A la comisión negociadora de la UAM, encabezada por el Sr. Melgoza, se le acabaron los pretextos el pasado viernes 07 de marzo a las 22:30 hrs. No hallando «provocadores» a quienes seguir inculpando ―dado que en esta ocasión la protesta de sindicalistas y estudiantes adoptó el inteligente recurso del performance, la ironía y los tapabocas― no tuvo más alternativa que dejar ver de manera desembozada su negligencia: simple y llanamente, sin argumento alguno y de manera unilateral, decidió dar por agotada las negociaciones en los puntos fundamentales, dejando entrever que a su juicio únicamente quedan «detalles» que acordar por vía escrita para dar por terminado el conflicto que vive la Casa abierta al Tiempo. De esa manera, la grave situación que atraviesa la UAM fue resuelta de un plumazo ¡en la cabeza del Sr. Melgoza y compañía! Justo a tiempo para que los funcionarios se puedan ir de vacaciones sin preocupación alguna, con la conciencia tranquila, esperando que el tiempo lo resuelva todo, apostando al desgaste del Situam para ver si a su regreso ya no existe la huelga o alguien más les hizo la chamba.

Pero esto no es algo extraño. Es la consecuencia lógica de la indolente estrategia seguida por los funcionarios frente al paro de labores. Pareciera que los más interesados en la prolongación del conflicto son las autoridades, en una perversa lógica que busca más aprovechar la ocasión para propinar una derrota definitiva al sindicato que llegar a puntos de acuerdo. Siguiendo éste guión, la comisión negociadora de las autoridades universitarias ha suspendido unilateralmente las pláticas en varias ocasiones y se ha negado a trabajar los fines de semana a pesar de la exigencia explícita que en este sentido le han hecho los trabajadores. El punto culminante de esto no podía ser otro que «dar por agotada» la negociación, después de bostezar abundantemente en la mesa cada vez que el Situam presentaba argumentos y cifras como sostén de su postura. Siguiendo las enseñanzas del Sr. Salinas de «ni los veo ni los oigo», cerrada a piedra y lodo, la postura oficial no se movió un milímetro. Permaneció inconmovible, rígida, ortodoxa y doctrinaria en el acatamiento de dos premisas que, digan lo que digan, tienen el inconfundible tufo neoliberal y son simples adaptaciones vulgares para uso casero de cualquier manual norteamericano de economía: no hacer nada que contravenga la legislación vigente y no acordar nada que ponga en riesgo financiero a la institución.

Pero nadie que no sean sus fantasmas ha pedido el Sr. Melgoza la violación de estos dos preceptos. Por el contrario, la solicitud de la representación sindical ha denunciado precisamente la sistemática violación de una ley vigente, el Contrato Colectivo de Trabajo, quebrantamiento que las autoridades han aceptado con la excusa de que, por ejemplo, en el caso de la Unidad Cuajimalpa se hizo ¡por causa de una «situación excepcional»!. De la misma manera, frente al tema de la viabilidad financiera de la UAM, es la representación sindical la que ha exigido un freno para el derroche de los recursos universitarios, alertando sobre los excesos de una administración que se permite el lujo de comprar un autobús VIP de 5 millones de pesos, gastarse 87 millones más en estímulos para su personal de confianza durante el 2007, o echar por un hoyo negro 187 millones utilizados en la compra del terreno para el flamante cuarto plantel. Ante el hecho de que partidas presupuestales ajenas a las funciones sustantivas de la universidad son las más abultadas, la administración presentó el pobre recurso de que «la obtención, asignación, aprobación y aplicación» de los recursos económicos no son materia bilateral, sino prerrogativa exclusiva precisamente de los más beneficiados. Ellos deciden con cuánto se quedan y cuánto otorgan como limosna a los trabajadores.

La verdad es que la preocupación por la ley y las finanzas aplican frente a las demandas de los trabajadores, pero no frente a la voracidad y los privilegios de los funcionarios y sus incondicionales. Las dos máximas neoliberales en cuestión son mero revestimiento ideológico para la conservación de los intereses de la camarilla de rectoría y para la contención de las reivindicaciones de los chambeadores. Y de esa cantaleta vil sobre el estado de derecho y la disciplina fiscal no ha salido el Sr. Melgoza, quien ha suplido los argumentos con el recurso fácil de las frases hechas, la mirada directa a las cámaras de televisión, los desplegados pagados con dinero oficial y las mentiras que a fuerza de repetirse pretender convertirse en verdades.
Como todo buen ideólogo, el Sr. Melgoza prefiere morir antes que ceder, prefiere el fin del mundo antes que soltar prenda. Como buen neoliberal, se ampara en su credo para retar a los trabajadores. Y no conforme con todo eso, adereza el asunto con sus preferencias personales que dan un toque todavía más cerril a sus posiciones. Digno representante de la sociología patronal, alumno adelantado de quienes abandonaron el punto de vista de la clase trabajadora por unos cuantos puntos de productividad, educado en la utopía capitalista de un mundo sin sindicatos, el Sr. Melgoza se autoerige reformador de los procesos de trabajo y director de la reestructuración y modernización laboral en la UAM, aún cuando para ello no se tome la molestia de tomar en cuenta a nadie. Piensa que ha llegado la hora para poner en práctica lo aprendido en sus libros acerca de las «nuevas» formas de administración de la fuerza de trabajo. Pero a nadie engaña con sus «nuevos aires». En realidad es un auténtico emisario del pasado, concretamente del siglo XIX cuando la patronal hacía y deshacía a su antojo, sin bilateralidad, sin contratos colectivos, sin organizaciones gremiales, con derechos plenipotenciarios sobre la movilidad de los trabajadores, sobre el ensanchamiento discrecional de las áreas de trabajo, etc. Las razones de la contraparte y el arte de la negociación basada en la concesión y la flexibilidad, no entran en su feudal cabeza. Allí solo entran palabras bonitas como «flexibilidad laboral» y «polivalencia», entre otras tantas diseñadas para ocultar lo que a estas alturas de la historia es un hecho empírico irrefutable: las medidas que el Sr. Melgoza se empeña por introducir en la UAM han provocado la generalización de la precarización y la superexplotación del trabajo en México.

Después de dos décadas y media de «modernización y reestructuración laboral» en nuestro país, aproximadamente tres cuartas partes de los trabajadores no disfrutan de un «empleo digno o de calidad» tal como lo define la Organización Internacional del Trabajo. Padecen jornadas excesivas, no tienen contrato escrito, reciben salarios insuficientes para vivir, carecen de prestaciones, son subcontratados, se ven obligados a tener más de un empleo, laboran en el sector informal, tienen puestos de baja capacitación y corta duración, o deben seguir laborando después de su jubilación. El salario mínimo real, que dejó de crecer desde 1976, acumula 80 por ciento de pérdida en su poder adquisitivo; mientras la productividad, engañoso indicador de la intensificación del trabajo, crece de manera sostenida y con ello las ganancias del capital. Este «paraíso» es el que pretende introducir el Sr. Melgoza en la UAM con la consigna de ¡abajo los privilegios que al mundo se vino a sufrir parejo! Pero si la universidad ha sido el refugio de los derechos civiles y las libertades ciudadanas en tiempos de oscuras tiranías políticas, ¿por qué no ha de ser refugio de los derechos laborales en tiempos de oscuras tiranías económicas?
De estos y otros temas prefieren no saber los administradores de la UAM. Optan por irse de vacaciones soñando que los trabajadores se cansan de su huelga, se les acaban los recursos, discuten y se despedazan entre ellos o simplemente se aburren y arrían sus banderas para irse a las playas del D.F. Los funcionarios no han querido escuchar razones y prestan oídos sordos a los consejos y las advertencias. El paro de labores seguirá y la razón principal es la rigidez de la administración, el doctrinarismo y la ortodoxia de su comisión negociadora, la arrogancia de no tener otra estrategia que la negativa rotunda.

Sin embargo, hay quienes sí han parado oreja en las negociaciones. Hay quienes han sopesado los argumentos de las partes y las líneas de definición en torno de las cuestiones fundamentales que se encuentran sobre la mesa, sacando las siguientes conclusiones

1. La discusión sobre el alza salarial y las prestaciones se transformó en una discusión sobre la distribución interna de los recursos públicos otorgados a la UAM. Más que «romper el tope salarial» el Situam propone una más equitativa repartición del presupuesto, hoy gastado en prebendas para el personal de confianza, en el pago a empresas subcontratadas, en las escandalosas remuneraciones de los mandos medios y altos y en el goce de lujos y excesos para algunos. El problema no es la falta de recursos, sino el monopolio que sobre la asignación y el disfrute tiene una parte muy reducida de la comunidad universitaria. El sindicato ha demostrado la viabilidad de sus propuestas y ha presentado alternativas de solución cuyo único impedimento es la voluntad de la patronal.

2. Mientras los trabajadores pugnan por el respeto a los acuerdos bilaterales firmados, contenidos básicamente en el Contrato Colectivo, los funcionarios claman por prerrogativas para ellos que no están escritas en ninguna parte. Por eso, en el punto en que se discuten los abusos, el acoso laboral y la situación de excepción que sufren los intendentes de Azcapotzalco, la comisión negociadora de la universidad pretende tener derecho a determinar unilateralmente las áreas de trabajo y otras condiciones laborales. No acepta el término de «áreas fijas» que rige para las unidades de Iztapalapa y Xochimilco y pretende tener el derecho de mover a su antojo y con malos tratos a los trabajadores. Para satisfacer este punto, la universidad no tiene que gastar un solo peso. El único impedimento es que afecta uno de los principios más queridos por el Sr. Melgoza y compañía: la unilateralidad, el no querer reconocer en el sindicato a un actor legítimo a la hora de acordar las condiciones de trabajo.

3. En el caso de Cuajimalpa, donde la UAM ha subcontratado todos los servicios de limpieza, cafetería, mantenimiento y vigilancia, el sindicato ha aceptado no solicitar todas las plazas de manera inmediata. Con 75 plazas y un acuerdo de cumplimiento futuro se da por satisfecho para levantar la huelga. Ha flexibilizado su postura, pero se ha topado con pared. La universidad se empeña en conceder sólo migajas: 37 plazas, aún cuando seguir con el esquema de subcontratación de todos los servicios signifique un gasto mayor que tener sólo trabajadores sindicalizados.

4. Cercada por todos lados, la administración universitaria acepta abrir el Cendi 3. No le ha quedado de otra. Pero pretende cobrarse la afrenta del paro de labores ofreciendo únicamente 40 plazas, ¡20 menos que las ofrecidas antes del estallido de la huelga! Además, las condiciones de apertura son inaceptables porque ignoran las condiciones de operación pactadas bilateralmente, expresadas en el acuerdo 08/90.

5. Un «acercamiento» muy cacareado por los señores de rectoría es el relativo a las demandas de capacitación. Extraña situación esta donde los trabajadores exigen ser capacitados y la administración se niega o regatea el asunto. Ofrece la ridícula cantidad de 70 cursos adicionales, 18 por unidad en promedio, notablemente insuficientes para revertir o siquiera compensar los años de rezago, sobre todo si estos se basan en el deseo de que los chambeadores asimilen principios patronales de «superación personal» antes que conocimientos necesarios para el mejor desempeño de sus labores o la prestación de un mejor servicio a los estudiantes.

6. Del asunto de los temporales académicos mejor ni hablamos. La universidad se ha negado a tocar el punto alegando que no es materia de negociación bilateral, sino asunto de exclusivo tratamiento por parte de los órganos colegiados. De manera tramposa acusa a la representación sindical de querer saltarse los mecanismos académicos para la selección de profesores, como los concursos de oposición. Pero lo único que se propone el sindicato es el reconocimiento de que cientos de docentes viven en la incertidumbre laboral, firmando contratos trimestrales para dar cursos que de manera permanente prefieren no dar los profesores-investigadores de tiempo completo, con bajos sueldos y pocas prestaciones, en una agonía que en algunos casos se prolonga ya por 15 años y que seguramente no es el ideal de trabajo que soñaron cuando escogieron su vocación magisterial.

Así van las negociaciones, así va la universidad. Mientras tanto otras aguas, más profundas, se agitan en la UAM. Es la incipiente toma de conciencia de algunos estudiantes sobre el mal rumbo de su casa de estudios y sobre la necesidad de organizarse. Es también la incipiente alianza entre los trabajadores de base y algunos estudiantes, que han compartido en estos días el pan y la sal y han aprendido a escucharse y reconocerse.

Colectivo Axolote, UAM - Iztapalapa